En la pequeña inmensidad de la ciudad las almas en pena transitan desorientadas, la incertidumbre de un próximo amanecer perturba las conciencias de todos los seres.
El mundo en su tormento, en su tierra de nadie, en un paraíso de mixturas, colores, sabores y olores (desde lo más fétido a lo más exquisito) cautiva y recluta jóvenes vidas …
Transitar la selva de cemento de la ciudad de lima es internarse en un laberinto en el que no reconoces entradas ni salidas, donde las sombras juegan contigo a las escondidas y nunca terminas el juego, de conocerlo, recorrerlo, disfrutarlo o maldecirlo…
Respiro el humo apestoso de los carros en las avenidas, recorro callejones en los que a cada paso que doy plasman "peligro"(jaja) y me envuelvo en edificaciones llenas de majestuosidad ahogada en la antigüedad.
En su mayor parte gris, a medio construir, con edificios altos y callejuelas estrechas, casonas amplias o diminutas. La singularidad de la capital no tiene pierde para nadie. Rostros de intrusos y anormales en el 'status quo' ingresan al laberinto de los lamentos donde todo puede suceder... porque la realidad supera a la nefasta ficción porque dizque el sol no los iluminó y no nacieron con estrella... entre la masa y la muchedumbre de los jirones me refresca el cortante y receloso viento para despertarme, acariciarme, persuadirme, enamorarme… me envuelve con su espíritu libertino pues en el centro ya no soy yo, mi energía se trasforma y se libera.
Cae la noche su misterioso rostro me llena de curiosidad, su aroma me cautiva y la sigo, me atrapa, me endulza, me jala y poco a poco absorbe toda mi energía. Con ayuda del reloj toma posesión de mi cuerpo y de mi alma no quiero que se vaya deseo que dure para siempre con su oscuridad, su luz tenue y su ruidosa o muda existencia.
En la oscuridad las sombras nos envuelven, nos atrapan y no nos sueltan nunca más... porque en pocas horas nos abandonará y volveremos a tener nuestra verdadera identidad, la mágia se desvanece con el pasar de los minutos y junto cona ella el ser humano queda desnudo con sus mismas ilusiones y decepciones.
La felicidad vivida es regalada por la confabulación del universo que en recompensa a nuestra insignificante trascendencia nos engaña otorgándonos falso protagonismo y el hombre avanza cuanto puede, sobrevive a lo que tiene, se supera… su alma trascenderá la dimensión, su cuerpo se pudrirá y sus buenas acciones caerán al olvido por el mal accionar de otros…
Sumergidos en el laberinto oscuro de la ciudad donde la noche se escribe sola y tú te conviertes en el protagonista de un cuento fabulosamente tenebroso, mágico, maravilloso que probablemente terminará en un trágico acontecer melodioso TAN... TAN... TAN… luego, sepulcral silencio.
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